Musica mexicana para piano fines del siglo xix a principios del siglo xx
1. Felipe Villanueva
Ricardo Castro
Luis G. Jordà
Música Mexicana para Piano
Fines del siglo XIX – Principios del siglo XX
Vals Caressante
Ricardo Castro
2. La Música Mexicana para Piano (1870 -1910)
Según la versión histórica tradicional, hay dos “Méxicos”: el anterior a la Revolución y el
que nació a partir de ella. Pero algunos estudios históricos recientes muestran que, en
varios aspectos, un nuevo país empezó a surgir antes del conflicto armado de 1910.
El largo periodo histórico de más de tres décadas dominado por Porfirio Díaz, a pesar de
sus conflictos y desaciertos, fue una etapa de desarrollo económico, social y cultural que
sentó las bases para el surgimiento de un México moderno, vinculado con otros países
europeos y americanos.
Esta apertura internacional fue fundamento de un desarrollo cultural y musical que se
nutrió de nuevas tendencias cosmopolitas y empezó a superar las inercias del
estancamiento.
Son varios los indicios históricos que muestran que la música de concierto empezó a
cambiar a partir de 1870.
Si bien la tertulia y el salón románticos continuaron siendo entornos propicios para la
música íntima, y se reafirmó el gusto social por la música escénica (ópera, zarzuela,
opereta), se percibe un cambio gradual en las tradiciones de componer, interpretar y
difundir la música.
3. En el último cuarto del siglo XIX se consolidó la tradición pianística mexicana, se
desarrolló la producción orquestal y la música de cámara, se reincorporó la música
folklórica y popular a la música profesional de concierto y se produjeron nuevos
repertorios más ambiciosos en forma y género.
Los compositores se aproximaron a nuevas estéticas europeas, y se inició o continuó la
creación de una infraestructura musical moderna que más tarde se escucharía en
teatros, salas de música, orquestas, escuelas de música, etc.
Hacia la mitad del siglo XIX, en diversos países de América Latina los compositores
emprendieron la indagación de un estilo nacional. La búsqueda de identidad nacional en
la música comenzó con un movimiento indigenista romántico en Perú, Argentina, Brasil y
México, basado en símbolos prehispánicos atractivos para la ópera.
El compositor Mexicano Aniceto Ortega (1823 -1875) estrenó en 1871 su ópera
“Guatimotzin”, sobre un libreto que presenta a Cuauhtémoc como un héroe romántico.
A fines del siglo XIX y principios del XX se percibía ya un claro nacionalismo musical en
México y sus países hermanos, influido por corrientes nacionalistas europeas.
Este nacionalismo romántico fue resultado de un proceso de mestizaje musical entre las
danzas de salón europeas (vals, polka, mazurka), los géneros vernáculos americanos
(habanera, danza, canción) y la incorporación de elementos musicales locales,
expresados a través del lenguaje romántico europeo dominante.
4. Entre las óperas románticas nacionalistas de esta época, están: “El Rey poeta”
de Gustavo E. Campa (1863 -1934), estrenada en 1900 y “Atzimba” de Ricardo Castro
(1864 -1907), estrenada en 1901.
Las ideas estéticas de los compositores nacionalistas románticos representaban los
ideales del romanticismo europeo (elevar la música del pueblo al nivel de arte). Se
trataba de identificar y rescatar ciertos elementos de la música popular y revestirlos con
los recursos de la música de concierto.
La numerosa música de salón publicada durante la segunda mitad del siglo XIX ofrecía
arreglos y versiones virtuosísticas (para piano y guitarra) de los famosos “aires
nacionales” y “bailes del país”, mediante los cuales se introdujo la música vernácula a las
salas de concierto y al salón familiar.
Entre los compositores mexicanos del siglo XIX que contribuyeron a la búsqueda de una
música de carácter nacional están: Tomás León (1826-1893), Julio Ituarte (1845-1905),
Juventino Rosas (1864 -1894), Ernesto Elorduy (1853-1912), Felipe Villanueva (1862 1893) y Ricardo Castro (1864-1907).
Otro gran compositor fue Luis G. Jordá (1869-1951), nacido en España, pero que vivió y
desarrolló su exitosa carrera musical en México. Fue compositor de 22 zarzuelas y una
gran cantidad de obras para piano, entre las que se incluyen valses, impromptus,
mazurkas, pasodobles, romanzas y danzas.
5. Felipe Villanueva (1862-1893)
Compositor y virtuoso violinista y pianista Mexicano. Destacó en las orquestas como
primer ejecutante, maestro e instructor musical.
La más famosa de sus obras es, innegablemente, su Vals Poético, evocador de la
reservada nostalgia mexicana del siglo XIX.
A la edad de 11 años compuso la mazurca “El último adiós” que le sirvió para continuar
sus estudios de música en el Conservatorio Nacional.
Villanueva publicó además, dos danzas para piano (La erupción del Peñol y La Llegada
del Ciclón) y su labor como compositor también incluyó varias mazurkas, motetes para
voces y piano, fragmentos de un Requiem (se conservan, al parecer, e! gradual y el
sanctus), un minueto, una hoja de álbum, once Danzas humorísticas, diversos valses,
Vals Amor, Vals Causerie y el Vals Poético, la zarzuela “La Casa de locos” y su ópera
“Keofar”, cuya instrumentación fue concluida por Hernández Acevedo.
Villanueva experimentó con polirritmos, la mano izquierda tocando en 3/4 y la derecha en
ritmo de 4/4, poco antes de que Charles Ives (1874-1954) iniciara sus revolucionarios
experimentos en este campo. Sin embargo Villanueva ya no pudo continuar con estos
experimentos innovadores, pues murió muy joven, a la edad de 31 años.
Luz (Schottisch)
Felipe Villanueva
6. Biografía
Felipe Villanueva, nació en Santa Cruz Tecamac, Estado de México, el 5 de febrero de
1862. Su hermano Luis le enseñó violín; su primo, Carmen Villanueva, organista del
templo del lugar, le enseñó piano; y el director de la banda de Tepexpan, Hermenegildo
Pineda, le enseñó principios de armonía.
De esta forma, a los seis años de edad ya tocaba el violín en la iglesia del pueblo y
componía, basado en su intuición, su asombrosa capacidad creativa y su vocación.
A los diez años de edad, compuso una cantata patriótica, “El retrato del benemérito
cura Hidalgo”, que fue formalmente presentada el 16 de septiembre de 1872
en la escuela de Tecamac, bajo la dirección del autor, en versión de piano y voces.
En 1873 emigró a la ciudad de México, en busca de mejores oportunidades, no sin antes
componer “El último adiós”, dedicada a sus padres, y “La despedida”, dedicada a Don
Hermenegildo Pineda.
Se inscribió al Conservatorio pero, posteriormente, lo abandonó, sin tenerse claras las
razones. En 1883 cursó seis meses de estudio con Julio Ituarte.
7. A partir de 1884, se convirtió en el profesor de piano predilecto de la alta sociedad y la
aristocracia mexicana y pudo abandonar sus labores como violinista, que había sido su
base del sustento, para dedicar todo el tiempo disponible a la composición.
En 1886 se asoció con Ricardo Castro, Gustavo E. Campa, Juan Hernández Acevedo,
Ignacio Quezadas y Carlos J. Meneses, formando el “Grupo de los Seis”, con la finalidad
de crear un Instituto Musical en el que pudieran poner en práctica sus teorías y enfoques
para la enseñanza del piano y la música.
Pretendían eliminar el italianismo de la música de la época mediante la introducción de
autores franceses, rusos y alemanes.
El famoso pianista y compositor Alemán, Eugen d’Albert visitó México en 1891 y,
entusiasmado por las obras de Villanueva, tocó sus tres mazurkas en el Gran Teatro
Nacional, además de felicitarlo calurosa y efusivamente ante el público. Lo anterior
consagró a Villanueva como el héroe del momento, al ser reconocido por un gran
virtuoso europeo.
Un año después, en 1892, Meneses, Campa y Villanueva formaron la Sociedad Anónima
de Conciertos y presentaron su primer evento público en junio del mismo año, en el
Teatro Nacional, con una orquesta que fue dirigida por Villanueva
Falleció en la Ciudad de México el 28 de mayo de 1893; sus restos fueron trasladados a
la Rotonda de los Hombres Ilustres, el 27 de agosto de 1945.
8. Ricardo Castro Herrera (1864-1907)
Pianista y uno de los más importantes compositores Mexicanos
Entre sus obras se encuentran 85 obras para piano, 9 obras orquestales entre las que se
incluyen sus dos Sinfonías, 5 óperas, siendo la más famosa su ópera nacionalista Atzimba,
que se estrenó con gran éxito en el Teatro Renacimiento, en 1900.
Ricardo Castro, nació en la ciudad de Durango, Dgo. el 7 de Febrero de 1864. Su padre
fue Don Vicente Castro y su madre Doña María de Jesús Herrera.
Ricardo Castro estudia desde temprana edad en la ciudad de Durango con el maestro
Pedro H. Ceniceros y compone a la edad de 8 años varias canciones que fueron populares
en Durango.
En 1877, cuando el joven Castro tenía trece años de edad, su señor padre fue electo
diputado federal y se trasladó con su familia a la Capital del país Allí pudo Castro recibir
una educación musical más amplia que las posibilidades de Durango le daban y en 1879
se inscribió en el Conservatorio, en la clase de piano de Juan Salvatierra y en el curso de
armonía de Melesio Morales.
Vals Capricho
Ricardo Castro
9. Su ciclo escolar fue veloz y brillante, en 1881 ya estaba en clases de perfeccionamiento
con Julio Ituarte y en 1883 terminó sus estudios en el Conservatorio, con examen público,
certificado y diploma.
Inició su carrera como concertista de piano y compositor antes de terminar sus estudios y
en 1882 ganó dos premios, uno como pianista en la Exposición de Querétaro y otro como
compositor en la Exposición de Veracruz.
Se dedicó a componer diversas obras, de entre las cuales se escogieron tres que fueron
parte de la aportación artística enviada por México a Venezuela, para contribuir a la
celebración del primer centenario del nacimiento de Simón Bolívar: su “Fantasía sobre
Norma” de Bellini, la mazurka “Enriqueta” y un capricho para piano, “Aires Nacionales
Mexicanos”.
Ofreció numerosos conciertos en el país, siendo la obra que lo consagró en definitiva en el
gusto del público mexicano, el “Vals Capricho” para piano. Castro tenía mayor vocación de
creador que sus antecesores pianísticos, escribiendo en 1883 su Primera Sinfonía.
En 1885, Castro viajó como representante artístico de México a la Exposición Internacional
del Algodón de Nueva Orleans y después de actuar en el evento se quedó en los Estados
Unidos y tocó recitales en Washington, Filadelfia y Nueva York. A su regresó a México, fue
recibido como un conquistador victorioso y se dedicó a dar clases de piano y componer
10. En 1886 se asoció con Villanueva, Campa, Hernández Acevedo, Ignacio Quezadas y
Carlos J. Meneses, “el Grupo de los Seis”, para crear el “Instituto Musical” en el que
trataron de realizar los ideales técnicos y estéticos que tenían y que el Conservatorio no
quería, ni podía, adoptar.
De su pluma salieron muchas obras en ese periodo: gavotas, valses, mazurkas, danzas,
dos nocturnos, una balada, un minueto, una polonesa, un Scherzino, la berceuse, su
poema sinfónico Ozthona (dedicado a Campa), su Segunda Sinfonía (1887) y su ópera
Don Juan de Austria.
La iniciación de las actividades de la Sociedad Anónima de Conciertos, en 1892,
contempló la intervención de Castro como solista de la orquesta dirigida por Meneses,
tocando el Concierto no.1 para piano y orquesta de Grieg en el Teatro Nacional.
Castro, refinado, ambicioso e inteligente, sintió la necesidad de crear una organización
paralela que apoyara el trabajo de la Sociedad Anónima de Conciertos en el
campo de la música de cámara y formó, en 1895, la Sociedad Filarmónica Mexicana.
El creciente prestigio de Castro hizo que se le ofreciera una cátedra de piano en el
Conservatorio, que ocupó a partir del 17 de febrero de 1900.
El 20 de enero de 1900, se realizó el estreno de su ópera nacionalista Atizmba,
compuesta de acuerdo a la filosofía estética del “Grupo de los Seis”, en el Teatro Arbeu.
Atzimba - Potpurri
Ricardo Castro
11. En Mayo de 1901, Castro dio un recital en la Sala Wagner, después del cual y a
consecuencia del mismo, el director del periódico “El Imparcial”, le ofreció una pensión
por el monto de su sueldo como profesor del Conservatorio para que pudiera dedicar
todo su tiempo y energías al estudio y la composición. Lo cual aceptó con mucho gusto el
compositor
El presidente Porfirio Díaz le ofreció la posibilidad de perfeccionar sus conocimientos en
Europa y Ricardo Castro, se fue becado a Francia en 1902.
Tocó diversas obras de su autoría en París, Berlín y Londres, y, de igual forma, varias de
ellas fueron publicadas por casas editoras de Francia y Alemania.
Regresó a México en 1906, lleno de gloria, experiencia y optimismo, y un año después
fue nombrado director del Conservatorio, poniendo en el poder al “Grupo de los Seis”.
Otra de sus facetas fue la de crítico musical, colaborando en “El País”, “El Imparcial”,
“El Entreacto” y “El Arte Musical”, para los que escribía reseñas de presentaciones
musicales, análisis de óperas y diversas obras de artistas nacionales y extranjeros,
además de comparaciones de intérpretes europeos.
Murió a causa de una neumonía que terminó con su vida, el 28 de noviembre de 1907,
en la Ciudad de México.
13. Luís Gonzaga Jordà i Rossell (1869 -1951)
Compositor español que vivió y desarrolló su exitosa carrera musical en México, que
desafortunadamente fue interrumpida por el estallido de la Revolución Mexicana en 1910.
Fue compositor de 22 zarzuelas, música religiosa y una gran cantidad de obras para
piano, entre las que se incluyen valses, impromptus, mazurkas, pasodobles, romanzas y
danzas.
Escribió también 175 variaciones para piano de las obras más importantes de los
grandes compositores clásicos del siglo XIX a las que llamó “arreglos fáciles para piano”.
Además, compuso varias canciones con letra de sus libretistas favoritos: Rafael Medina y
José F. Elizondo
Fue director de la revista “El Arte Musical”, editada por Otto y Arzóz, en donde Jordá no
sólo promovió la lectura y el intercambio en torno a la música y su aprendizaje, sino que
dio a conocer innumerables obras de autores mexicanos y europeos.
Escribió y estrenó en México veintidós dos zarzuelas, entre las que se destaca:
“Chin-Chun-Chan” (1904), la primera obra mexicana que logró dos mil representaciones.
Hermosas Tapatías
Luis G. Jordà
14. Biografía
Luís G. Jordà, nació en Les Masies de Roda, perteneciente a la provincia de Barcelona, el
16 de Junio de 1869. Inició sus estudios musicales con Melitón Baucells en Roda de Ter, y
los amplió en Vic con Jaume Pujadas, maestro de capilla de la catedral de Vic.
Posteriormente se formó en Barcelona con Manuel Obiols y Josep Rodoreda, y obtuvo el
primer premio de composición de la Escuela Municipal de Música en el año 1887; también
tomó lecciones de órgano en la Basílica de la Merced.
En 1889, ganó la plaza de profesor-director de la Escuela de Música de Vic y director de la
Banda de la ciudad, en este periodo tuvo por alumno el futuro compositor Luis Romeo y
Corominas.
En 1898 se instaló en México, donde fundó la revista “El Arte Musical” y el Quinteto Jordà
Rocabruna, que integraban los músicos José Rocabruna (violín 1 º), Guillermo Gómez
(violín 2 º), Guillem Ferrer (violonchelo), Luis Jordà (piano) y Luis Mas (armonio).
Con José Rocabruna y Guillem Ferrer también formó parte del núcleo fundacional del
Orfeón Catalán de México.
En 1899, a raíz de la inauguración de la nueva plaza de toros en Indianilla, y con motivo de
la llegada de dos espadas españoles para este trascendental acto, Jordá tuvo a su cargo la
composición un pasodoble para el torero “Enrique Vargas ( Minuto )”, la que luego se
convertiría en una de sus obras más populares.
15. El 9 de abril de 1904, la empresa de los Hermanos Arcaraz, estrenó en el teatro Principal la
zarzuela “Chin-Chun-Chan”, conflicto chino en un acto y tres cuadros, con texto de Rafael
Medina y José F. Elizondo.
El éxito de esta zarzuela que llegaría a más de 200 representaciones se debió tanto a la
música de Jordá como al divertido curso de su trama, amén de contar con una actuación
magistral en el papel encomendado a Esperanza Iris, quien con esta obra alcanzó uno de
sus éxitos legendarios.
En 1910, con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia, Díaz encomendó a
Justo Sierra la organización de una serie de eventos culturales, entre los que se contaba un
concurso de composición. El premio sería otorgado a la obra sinfónica que mejor reflejase
los anhelos de independencia, orden y progreso que el país parecía tener hasta entonces.
Después de examinar las obras recibidas, el poema sinfónico “Independencia” compuesto
por Luis G. Jordá resultó ser el ganador.
La mazurka “Elodia”, vendió varios cientos de ejemplares y fue sin duda, una de las obras
más afortunadas del repertorio mexicano de salón.
Debido al estallido de la Revolución Mexicana, regresó a Barcelona en 1910. En ese mismo
año, compró una pequeña tienda de música en la Rambla de Barcelona, y en 1915 la
renombró "Casa Beethoven". En los años 1933 y 1934 dirigió el "Trío Beethoven".
Murió en Barcelona, el 20 de Septiembre de 1951.
Vals Impromptu
Luis G. Jordà
16. Zarzuelas más importantes de Luis G. Jordá:
Palabra de Honor
Mariposa
La Mancha Roja
Los de Abajo
La Veta Grande
Chin-Chun-Chan
Sueño de un Loco
El Champión
Fiat
El Pájaro azul
Composiciones clásicas y de Música Popular:
Mazurka de Concierto
Vals Impromptu
Danzas Nocturnas
Minuto
Berceuse
Elodia
Delia
Hermosas Tapatías
Jordá también compuso el “Himno patriótico de la Segunda Reserva”,
premiado en el Certamen Musical que convocó el Comité Central Obrero
Patriotas Mexicanos (1902), con letra de Heriberto Barrón
17. Caja Musical
Vals Caressante
Ricardo Castro
Gustavo Rivero Weber
Luz (Schottisch)
Felipe Villanueva
Edison Quintana
Hermosas Tapatías
Luis G. Jordà
Silvia Navarrete
Vals Capricho
Ricardo Castro
Silvia Navarrete
Vals Poético
Felipe Villanueva
Gustavo Rivero Weber
Vals Impromtu
Luis G. Jordà
Silvia Navarrete
Atzimba - Potpurri
Ricardo Castro
Silvia Navarrete
Vals Amor
Felipe Villanueva
Edison Quintana
Elodia
Luis G. Jordà
Silvia Navarrete
18. F I N
Referencias:
Jorge Velazco: “El Pianismo Mexicano del siglo XIX”. Anales II E50, UNAM, 1982
http://www.mexicodesconocido.com.mx/la-musica-mexicana-de-concierto-en-el-siglo-xx.html
“Jordá, un Español en el México Porfiriano” – Ricardo Miranda
AVM 23.11.2013